¡Bienvenidos!

Si alguien, pinchando en la web o porque ha sido invitado a ello, llegara aquí a este blog con lo primero que se topa es con este rótulo que sirve de título al mismo: CUBAOP.

Si no lo entiende serían legítimas las preguntas que se sucederían una tras otra y que pudieran ser como estas: ¿CUBAOP? ¿Qué eso? ¿Algo nuevo? ¿Qué me quieren decir con estas letras los que escriben aquí? CUBAOP es el espacio en que queremos compartir lo que significa para nosotros la OP, Orden de Predicadores, en CUBA.

Desde Cuba porque una Orden que está en muchas partes del mundo se manifiesta de manera concreta en los límites de un país, estado o región concreto del mundo. Y es desde Cuba que como dominicos nos integramos en la gran familia dominicana a lo largo y ancho del mundo.

En esta aventura no vamos solos. En la gran familia hay jóvenes y adultos, mujeres y varones, laicos y religiosos. Esta gran familia cuenta en Cuba con la presencia de frailes, monjas, religiosas de varias congregaciones y con seglares. Todos nos sentimos continuadores de Domingo de Guzmán en el gran reto que es comunicar a todos y todas el Evangelio de Jesús de Nazaret haciendo uso de un lenguaje actualizado y desde nuestra experiencia de vida como cubanos y cubanas.

Esto es lo que quiere ser CUBAOP. Contamos contigo, que lees y comentas, que te cuestionas e interrogas a otros para hallar a Dios, para seguir adelante en esta aventura que comenzamos a construir.
Fr. Andrés, O.P.

Porque somos en Blanco y negro.

Encuentro con el pasado

Un día O.P.

sábado, 24 de enero de 2009

Cada vez, estamos más cerca

jueves, 22 de enero de 2009

El poder de una firma.

martes, 13 de enero de 2009

Acción de gracias de Fr. Adreano Ignacio OP

Palabras pronunciadas por Fray Adreano Ignacio en el momento de su acción de gracias durante la Misa de Ordenación.

Doy gracias a Dios que ha sido el que ha hilado mi vida y dado sentido pleno a mi existencia

Doy gracias a Dios por el regalo de mis padres; por darme una madre valiente y fuerte. Ella supo defender mi vida y no aceptar el aborto cuando estaba embarazada de mí. Gracias mamá.

Doy gracias a Dios por mis hermanos, de manera especial por Adolfito, que siempre ha sido mi amigo, hermano y padre.

Doy gracias a Dios que permitió que el P. Willy y yo nos encontráramos en Santa Cruz del Sur. Willy, gracias por bautizarme, darme la comunión, ser mi padrino de confirmación y hoy ordenarme sacerdote. Gracias a todo mi pueblo y comunidad cristiana de Santa Cruz del Sur, hoy presente entre nosotros, y al P. Raúl Fernández.

Doy gracias a Dios por permitir formarme en el Pre – Seminario de Camagüey, donde siempre recuerdo el amor vocacional primero y la sabiduría de Monseñor Adolfo y el P. Sarduy.

Doy gracias a Dios por mis cuatro años de filosofía en el Seminario San Carlos y San Ambrosio. Gracias a cada uno de los formadores y profesores de esos años y a mis compañeros de clases. Allí fue naciendo mi vocación de fraile predicador.

Doy gracias a Dios por el regalo de la vida religiosa en Cuba; de manera particular agradezco a las hermanas Teresianas, Lauritas, Carmelitas Misioneras y Apostolinas.

Doy gracias a Dios por el regalo de la Orden de Predicadores en Cuba, por los frailes que me han ayudado a ser dominico día a día. Gracias Manuel Uña, gracias Bendito, gracias Pepito, gracias Rafael, gracias Cirilo y gracias Pedro Román. También gracias a nuestro Provincial Fr. Luis Marín.

Doy gracias a Dios por permitir formarme en Colombia, República Dominicana y Salamanca, gracias por el regalo de las personas que me supieron ayudar y dar ánimos. Hoy me acompañan de República Dominicana Fr. Octavio y Virginia; de Salamanca Fr. Ricardo. Gracias de todo corazón.

No puedo olvidar a las comunidades por donde pasé: El Fraile en Santa Cruz del Norte, San Francisco de Paula en la Víbora, Nueva Paz, la Parroquia de Línea donde hice mi postulantado en la Orden, el Perpetuo Socorro y Letrán.

Doy gracias a Dios por regalarme la oración y el cariño de nuestras Monjas Dominicas Contemplativas, gracias a toda la Familia Dominica en Cuba.

Doy gracias a Dios por mis dos connovicios: Ariel y Carlos, que no siguen en la Orden, pero sí seguimos en la amistad.

Doy gracias a Dios por todo lo que me ha aportado y ayudado Fr. Léster, gracias por tus halones de orejas, por tu amistad sincera y por ser mi hermano en la Orden. Contigo aprendí lo apasionante y hermoso que es ser dominico. Gracias Léster.

Doy gracias a Dios por nuestros dos formandos: Fr. Andrés y Raisel. Que más jóvenes cubanos se animen a ser Frailes Predicadores.

Doy gracias a Dios por los matrimonios que me han acompañado, en particular: Julio y Mercedes.

Gracias a María, Madre de Dios y Madre nuestra, porque siempre ha sostenido mi vida y mi vocación. Ahora te pido que la sigas sosteniendo hasta la muerte y eternidad. Amén.

Acción de gracias de Fr. Léster Rafael OP


Estas son las palabras pronunciadas por Fray Léster Rafael en el momento de su acción de gracias durante la Misa de Ordenación.

Pocas cosas hay tan difíciles en la vida como cuando se tiene poco tiempo para agradecer y tantos nombres que mencionar. Y es que agradecer necesita tiempo, espacio, clima. Agradecer es dejarse traspasar por un momento distinto, que huele a don, a fiesta, a encuentro, a vida. Agradecer, paradójicamente, es tan fácil como decir gracias y al mismo tiempo tan complejo; es mucho más que decir gracias.

Gracias a Dios, que al modo de Dios como no puede ser de otra manera, me escogió para este ministerio, para el ministerio de la Palabra y de la Eucaristía, tan bellamente armonizadas en la Orden de Predicadores, objeto esta última de la primera llamada cuando entre los gozos de mi reciente conversión, mi bautismo de manos del P. Raúl, a oscuras pero con la luz de Dios en lo más hondo y mi eucaristía primera, servida por el P. Ignacio, se mezclaban ya desde entonces con el deseo de ser dominico. Gracias a Dios y gracias a estos curas buenos que me apoyaron en el primer combate por la fe.

Gracias, desde luego, a mi madre por la vida, por ser mi madre y por enseñarme, desde la palabra o el silencio, lo mejor que hoy acaricio como mío. Gracias con ella a mi familia toda, a mis tías, a mis abuelos, los que viven y los que desde la casa del Padre se asoman para participar de este día.

Gracias a mis hermanos dominicos, a todos los que me recibieron cuando quise ser fraile, a los que me han acompañado a lo largo de todo mi proceso, a mis maestros todos, a mis frailes de Cuba (tendría que escribirles en un libro aparte), gracias por soportar hasta lo insoportable que hay en mí. Gracias Octavio, te encontré en mi camino de pura casualidad y, como ocurre a veces, te has quedado conmigo y lo demuestras.

Gracias de nuevo a las Sanchinas. De nuevo porque, desde hace 15 años, siguen siendo auxilio y socorro de mis problemas de siempre. Porque tienen mucho que ver con todo esto que ocurre hoy.

Gracias de nuevo a mis amigos. No los menciono a todos, no podría. Puestos a escoger, escojo a los ausentes, que sólo lo están físicamente, pues los siento aquí y si me esfuerzo un poco hasta puedo verlos: Alexis, Fernando, Laritza, Camilo, Cary, Doña Amarilis, Javier, Violeta, P. Eduardo, P. Javichón, P. Espeja, no me resisto a no nombrarte María Julia, aunque estás aquí como estás siempre en todo lo que hago.

Gracias a mis hermanos estudiantes, de todos los tiempos y de todos los sitios por los que he andado. ¡Cuánta paciencia desperdigada conmigo, cuanto bien compartido juntos! Andrés, mencionarte no es preciso pero lo hago. Gracias mil.

Puedo seguir y quisiera hacerlo, se quedan muchos, por ejemplo Adreano, pero lo tuyo llega mañana. He de acabar y lo hago, con la lengua repleta de gracias y el corazón lleno de nombres que se atropellan por salir. Gracias a todos y a cada uno de ustedes. Siempre lo digo, es tanto lo que tengo que agradecer que a veces pienso que en mi vida no he hecho nada. Ustedes lo han hecho todo. Gracias totales. Gracias mil.

Orenación Presbiteral de Fr. Léster y Fr. Adreano

El pasado sábado 27 de diciembre fue un día muy especial para la familia dominicana pues en Cuba dos de sus miembros, Fray Léster Rafael Zayas Díaz, OP, y Fray Adreano Ignacio Fuentes Fernández, OP, fueron ordenados presbíteros por la imposición de manos de Monseñor Wilfredo Pino, Obispo de la Diócesis de Guantánamo-Baracoa, en nuestro Convento de San Juan de Letrán, en La Habana.

Ambos frailes son cubanos, nacidos en los pueblos de Nuevitas y Santa Cruz del Sur en la provincia de Camagüey, con historias personales diferentes pero muy parecidas a las de todos los cubanos y cubanas de las últimas generaciones. Admitidos en la Orden de los Frailes Predicadores profesaron el 2 de febrero de 2002, Fray Léster Rafael, y el 1 de febrero de 2003, Fray Adreano Ignacio. Han cursado estudios en Cuba y República Dominicana, donde han hecho Filosofía y Teología, y en España, donde Fray Adreano ha realizado ya su licenciatura en Teología y Fray Léster continúa realizando una licenciatura en Teología y otra en Filosofía. Ambos han sido ordenados de diáconos en el Convento de San Jacinto, en Sevilla, por la imposición de manos de su Eminencia Carlos Cardenal Amigo Vallejo.

“Con tal de ganar a Cristo” (Fl 3,7) y “Mi fuerza es el Señor” (Is 12, 2), lemas de Fray Léster y Fray Adreano respectivamente, fueron las palabras que presidieron en sendas colgaduras la celebración de ordenación en la que también estuvieron presentes los dos Obispos Auxiliares de La Habana, Monseñor Petit y Monseñor Juan de Dios. Se contó además con la presencia de otros miembros del clero de esta Arquidiócesis Habanera. Estuvieron presentes también otros religiosos y religiosas y los dominicos y dominicas: frailes, hermanas de vida activa, monjas contemplativas y seglares; así como también una nutrida representación de laicos y laicas de todas nuestras presencias en la ciudad de La Habana. Acompañaron a Fray Léster y a Fray Adreano, en este momento tan significativo, sus familiares y hermanos y hermanas de sus parroquias y pueblos de Nuevitas y Santa Cruz del Sur.

La liturgia fue solemne y bien dispuesta. Se apreció el sabor típicamente cubano en los cantos que el coro usó en la animación de la misa. Hubo cantos de temática dominicana y al final de la celebración eucarística, como es costumbre para los Frailes Predicadores y demás miembros de la familia dominicana, se entonó la Salve pidiendo el Patrocinio de la Virgen del Rosario para los dos nuevos presbíteros y la Orden toda. Las lecturas de la eucaristía fueron tomadas del profeta Jeremías, de la Primera Carta de San Juan y del Evangelio de San Juan. El Señor Obispo dirigió a los ordenandos emotivas y sabías palabras con las que pretendió orientar la vida de ellos teniendo como ejemplo a Jesús de Nazaret y partiendo de la realidad concreta que ambos vivirán en Cuba.

Fray Andrés OP.

O Lumen

¿Por qué?