
(Tomado de la Revista Vitral)
Seguimos siendo los Frailes Predicadores, que Domingo fundara para llevar el Evangelio a los hombres. Una predicación que brota de la oración y de la experiencia contemplativa, del estudio constante de la Verdad Sagrada, de la pobreza evangélica y de la comunión fraterna.
El estilo de Vida Comunitaria varía según las circunstancias. La "comunión fraterna", que es la fuente misma del dinamismo apostólico, es lo que tratamos de mantener siempre viva. Nuestra Regla de Vida, tomada de San Agustín, nos dice: "Han venido al Monasterio para que con un solo corazón y una sola alma glorifiquen a Dios".
En San Juan somos una Comunidad internacional: españoles, cubanos, un alemán y un colombiano. Jóvenes unos y mayores en su gran parte. Culturas diversas. Pero todo esto no es un obstáculo para que podamos decir en verdad, y con todas las limitaciones humanas, que nos queremos como hermanos, que nuestra oración brota de un solo corazón y una sola alma; que buscamos juntos, en franco diálogo, solución a los problemas, que reflexionamos y proyectamos juntos nuestra misión apostólica.
Nuestra Casa de Trinidad tiene esta asignatura pendiente, pues, en la actualidad, no hay más que un solo Fraile. Y uno solo no hace Comunidad. Situación que esperamos encuentre pronto la solución adecuada. De alguna manera podemos decir que, a pesar de la distancia, forma con nosotros «Comunión de Vida», pues no le falta nuestro apoyo moral , físico y espiritual. Nuestras Constituciones hablan de «Comunidad de Comunidades». El dominico nunca está solo, aunque la necesidad apostólica le mantenga a distancia de su Comunidad por un tiempo.
Estamos lejos de ser una Comunidad ideal, pero sí puedo afirmar que todos nos esforzamos por hacer realidad el llamado a constituirla.
La Contemplación Dominicana ha de ser fruto de una dinámica de oración y estudio, vividos con intensidad y armonía. También hoy, como ayer, los Dominicos somos bien conscientes que, sin una verdadera vida contemplativa, nuestra predicación o acción evangelizadora estará vacía de contenido. Y estamos empeñados en hacerla realidad. Las circunstancias no siempre lo favorecen, sobre todo cuando hay urgencias apostólicas que reclaman. La pobreza de personal ha sido durante años un reto de fidelidad a esta dimensión esencial del Dominico. Hoy en San Juan, las condiciones son más favorables: se ha logrado crear un cierto ambiente de silencio, sin el que no es posible la contemplación; y aumentó el número de Frailes, pudiendo distribuirnos mejor las tareas apostólicas.
Nuestra Misión Apostólica es múltiple y no siempre la más adecuada a «nuestro carisma dominicano». Como acontece en casi todos los Institutos Religiosos, también aquí las circunstancias mandan. Los Dominicos en Cuba dedicamos muchas horas y energías en apostolados parroquiales o similares; y, ciertamente, no es lo más nuestro. Sin embargo, hay siempre «un talante» o manera de actuar muy propio, que lleva nuestro sello. Por ejemplo: priorizamos la evangelización a la sacramentación. Incluso es, para nosotros, como «una de las fronteras» de la Iglesia Cubana a la que hay que dar una respuesta auténtica.
Otras muchas de nuestras actividades responden mejor a la Misión propia de la Orden: por ejemplo, nuestro empeño común en la formación de Catequistas, de Responsables de grupos y de todos aquellos que tienen hambre de la Palabra. Participamos en la formación de los Seminaristas y de los Religiosos. Organizamos cursillos de formación humana y cristiana (escuela de valores, educación sexual, cursos bíblicos, talleres de oración; también diversos talleres de manualidades: pintura, costura; cursos de computación, etc.), conferencias, encuentros y diálogos de alto nivel cultural entre personas de diferentes maneras de pensar y de ver la vida. Una labor hermosa y fructífera que lleva a cabo, sobre todo, el Aula Fr. Bartolomé de las Casas.
La labor misionera realizada por el incansable Padre Luis Francisco Téllez en los poblados pertenecientes a la Parroquia de Trinidad es también un exponente de nuestra Misión Dominicana, hoy.
Esto es lo que somos y hacemos los Dominicos, en nuestra Cuba de Hoy. Dicho, naturalmente, a grandes rasgos y sin demasiados matices. Espero sirva esto de un primer contacto que lleve a un conocimiento más personal y profundo.
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